Un día de campo

Quedan tantas cosas por descubrir...

Puede que los gatos tengan siete vidas, que un día es más largo sin pan, que los amigos vienen y van y solo los verdaderos perduran, que unas palabras en bocas equivocas pueden hacer mucho daño, que el amor puede ser cosa de más de dos, que a las natillas se les echa canela y al café azúcar. Puede que lo único que veamos en una noche estrellada sean estrellas y otras noches una gran luna que nos alumbra. Quizás el mundo no este preparado para la gente que sueña, tal vez la guerra no existiría si existiese personas con ganas de construir un mundo mejor, no obstante seguimos luchando por nuestros ideales a pesar de las dificultades.

Nada se imposible

Convivimos gente de lugares, aficiones y metas diferentes en el aula 34. No obstante tenemos algo en común: estudiamos en la facultad de ciencias sociales y de la comunicación de Leioa. De esas 96 personas el 50% serán periodistas y los demás publicistas o relaciones públicas y nosotros, los minoritarios, los que nos moveremos en el ámbito de la comunicación. Algunos como Aio sueñan con ser directores, otros guionistas, y otros, como es mi caso ser cámara y hacer reportajes al rededor del mundo. Esta claro que no va a ser un camino fácil y que muchas veces tendremos que renunciar a acciones que nos gustaría hacer ocn tal de terminar un trabajo. Aunque muchas serán las veces también que de mottu propio hagamos un corto o un anuncio con tal de divertirnos. Estas cosas son las que llenan al fin y al cabo ya que te salen del corazón, ese primer momento en el que surge la idea, el guión y la puesta en marcha de las cámaras, luego solo quedaría la edición y colgarlo en la red.
Este proceso comenzó hace mucho tiempo y ahora va cogiendo forma.

Recuerdo tantas cosas...

Estas pocas palabras que voy a escribir después de un largo miércoles de clases por la mañana y de vaguear toda la tarde van dirigidas a un grupo reducido de personas. Tal vez lo lean y se den por aludidos aunque seguramente ni sepan que existe este pequeño lugar en la red que habla de ellos. Las personas que residen allí, ese pequeño pero acogedor pueblo de Araba, son muy distintas las unas a las otras; existen personas a las que quiero tanto como el necesario es el respirar,  otra persona que me acuerdo de el cada vez que hago una apuesta con alguien, a otros por su afición a la lectura y otros vicios, otros por la unión de algo más que una simple relación de amistad y a la inmensa mayoría por todos los momentos, aunque no son muchos, que hemos compartido a pesar de que en los últimos años nos hayamos distanciado e incluso algo más que no quiero decir. De todos modos yo sigo guardando en un pequeño sitio de mi corazón a todas esas personas que de un modo u otro han formado parte de mis días allí y mis conversaciones cuando estamos lejos.